domingo, 8 de enero de 2012

Jorge González Amo


1º atleta español en correr el 1500m. en 3.40.0 (récord de España en 1.968)
Olímpico en la distancia de 1.500m en México 1.968
Participante en el Cross de las Naciones (actual Campeonato del mundo) en Dublín 1.964
                                                                       Progresión atlética 

                                                                                       800m.        1.500m.              

                                                 1.962 (17 años):          1.55.4          4.04.0                     
                                                 1.963 (18 años):          1.55.6          3.59.5
                                                 1.964 (19 años):          1.54.5          3.52.5
                                                 1.965 (20 años):          1.54.7          3.46.7
                                                 1.966 (21 años):          1.53.8          3.44.2
                                                 1.967 (22 años):          1.50.6          3.43.5
                                                 1.968 (23 años):          1.50.5          3.40.0

                                                    

 Aunque hoy en día se suele poner a veces en duda, la promoción del atletismo llega a casi todos los rincones de nuestro país. En la época en que tú comenzaste, a finales de los años 50, ¿cómo desembarcaba un chavalín en la práctica del deporte de correr? ¿Qué te motivó a ti para que te diera por las carreras?

El atletismo de los 50 realmente no lo viví como atleta, pues mis comienzos fueron precisamente en el último año de esa década o primero de la siguiente, en el Olímpico de 1960.  Mi caso no se puede considerar muy representativo, pues el atletismo ya lo vivía en mi casa desde muy pequeño con los trofeos y recortes de prensa de mi padre, que había sido un muy buen corredor y que la guerra civil cortó lo que hubiese sido sin duda un muy buen mediofondista. Mi padre me llevaba a ver el atletismo importante de entonces como, entre otros, la exhibición en 1956 en las pista de la Ciudad Universitaria de “Estilo Español” en Jabalina, que realizaron Erauzkin y Miguel de la Quadra. Unos dos años después un encuentro internacional de España Alemania, donde me parece que la única victoria española fue la de Barris. Pero sí puedo decir cómo se introducía a los chavales en el atletismo. En esos tiempos, aunque parezca mentira, era mucho más fácil que en la actualidad, pues en los colegios absolutamente todos los críos aspiraban a formar parte de los equipos deportivos y más en un deporte individual como el atletismo, donde sus componentes eran ídolos para el resto de los alumnos.

¿Se entendía en tu entorno que varios días a la semana tuvieras que ir a “entrenar”?

En la respuesta anterior lo explica un poco, pero también he de decir que mi padre era reacio a que empezase “muy pronto” con el atletismo. Consideraba que primero me tenía que formar con otros deportes y que el mejor era la natación, deporte que practiqué (un poco por obligación) desde los 11 años y también esquí. Éste sí que me gustaba y, de hecho, estuve en los Campeonatos de España Juveniles de 1960. Lo dejé por el atletismo al ver que no tenía nada que hacer, competitivamente hablando, con los que vivían en las estaciones de esquí. Yo comencé ese año de 1960, a escondidas de mi casa, y, cuando mi padre se enteró, lo consideró un gran error y decía que había quemado etapas porque “antes del entrenamiento venía el adiestramiento”. Esa frase la utilizaba mi padre siempre que podía para decirme que no corría bien técnicamente. Por otro lado, tenía bastante tiempo, porque los tres últimos años del bachiller estudié por libre en una academia y tenía muy buenos horarios. Además, los entrenamientos que hacía con 16 años eran de 3 días a la semana y  algunos los hacía corriendo desde casa a la academia y cuando volvía.

 
¿Cómo fueron aquellas primeras competiciones? ¿Qué recuerdos te vienen a la memoria de las mismas?

Mis primeras competiciones fueron en pista, la única que había en Madrid, la de 300m de la Ciudad Universitaria, y en unos Campeonatos Juveniles en Mayo de 1960. Fue un 800m que terminé en 2.09.5 donde quedé 2º. Al fin de semana siguiente quedé 3º en 1500m con 4.30. Estas marcas supusieron una pequeña decepción, pues aspiraba a mejores tiempos, pero, por otro, te vuelven a la realidad de que en este deporte tienes que entrenar y trabajar mucho para conseguir algo. De todas formas, y en el mundillo de las “pistas”, todo el mundo se sorprendía y me felicitaba, diciéndome que estaba muy bien para un chaval de 15 años. 

Evidentemente, las infraestructuras deportivas no eran tantas ni de tanta calidad como las que hoy tenemos tan a mano, por lo que la salida más natural era, nunca mejor dicho, el cross, una disciplina que, según palabras tuyas, es la más hermosa, dura y que mayor mérito deportivo conlleva. ¿Cómo eran las jornadas en que había competiciones de campo a través?

En Madrid, durante la temporada de cross, que empezaba como ahora en Noviembre y acababa en Marzo, había competición todos los domingos en la Casa de Campo, con la sola excepción del Gran Premio de Juventudes que se celebraba en Febrero en las inmediaciones del Lago del Retiro. Éste era el más importante para los atletas escolares, pues allí, entre diferentes categorías, competíamos más de 2.000 atletas. Pero los crosses de la Casa de Campo eran especiales. Allí sabíamos que nos veríamos todos lo del mundillo del atletismo, no sólo los que participaban, sino también entrenadores, directivos y el resto de atletas, saltadores, velocistas,… que iban a vernos y animarnos. Eran mañanas  frías, pero inolvidables. Los crosses eran durísimos, pues si no tenía cuestas y barro se consideraban una mariconada. Pero nuestro cross por excelencia era el de Lasarte. Era una meta y un premio poder asistir, ya que era la auténtica fiesta del cross, no sólo por su dureza y entorno, sino también por el fantástico ambiente que se vivía allí, con miles de espectadores muy entendidos en el hipódromo y varios miles más en las laderas de los montes cercanos.


¿Cómo compaginabas tus entrenamientos y competiciones con tus estudios?

En la época del bachiller era muy fácil, como ya te dije antes, pues se entrenaba sólo tres o cuatro días y tenía mucho tiempo. En la de la Universidad podía ser más complicado, pero me coincidió con los años de la “movida” universitaria, que culminó con el “mayo francés” y eso suponía que a las 12 había “asamblea”,  lo que hacía que desde entonces estábamos libres para entrenar y además había muchas jornadas de “huelgas” sin clases. De hecho, un curso ni hubo exámenes. Cuando los días, que también los había, eran normales, siempre se sacaba tiempo para todo, tampoco entrenábamos mucho, yo nunca doblé y luego se madrugaba, en mi caso, para estudiar y se iba a sólo a las imprescindibles. Donde más tiempo se perdía era en el transporte, pero la Universidad estaba cerca de las pista y de la Casa de Campo. Aún así, el compaginar estudios y deporte hace que se suspendan asignaturas y se pierda algún curso, pero pienso que compensaba.

¿Existía algún tipo de ventaja o ayuda para aquellos estudiantes que destacaban en algún deporte?

En 1958 se inauguró la “Residencia Blume” de Madrid, donde se becaba a los mejores atletas escolares. Se les pagaba sólo estancia y estudios. Pero, a partir de 1964 ya empezaron las becas con dinero y, también a finales de los sesenta, clubes como el Madrid y el Atlético de Madrid ayudaban con una pequeña cantidad. Supongo que los clubes fuertes de Barcelona también lo hacían.
 

A esas edades, ¿había ya atletas a los que pudiéramos considerar vuestros ídolos de entonces? ¿Quiénes eran?

Precisamente a esas edades era cuando más ídolos teníamos. A nivel español, Tomás Barris era el no va más, pero Amorós, Alonso, Molins, eran otros que nos impactaban, aunque a nosotros, los de Madrid, por cercanía y además porque ejercían de compañeros y maestros, eran Enrique Moreno, Hurtado, Rancaño, mi entrenador de entonces Jaime López Amor, Julito Gómez el “ruso”, uno de los niños de la guerra que volvió a finales de los años cincuenta y había sido plusmarquista mundial de 4x800 con un equipo de la Unión Soviética, y por supuesto los “Chicos de la Blume”, como Areta, Albarrán, De Andrés, Amigo, Gabeiras. Una vez me saludó en una calle cercana a la Blume uno de ellos,  José Luis Martínez, por entonces uno de los mejores cuatrocentista y que hasta hace poco ha sido el responsable nacional de combinadas y creo que esa noche no dormí.

En cuanto a nivel internacional, prácticamente eran todos, en mi caso sobre todos Elliot, Snell y Clarke, pero los Brumel, Hayes, Moens, Pirie, Kuts y los históricos, Nurmi  Harbig, Zatopek, Hagg, Owen o Lovelok, estos conocidos a través de mi padre y de unos “cuadernillos” que publicaba “Marca” con sus biografías. Más tarde, cuando ya era atleta y coincidí con Roelants, Ganmoudi y Clarke, no podía creer que estuviese compartiendo, mesa o automóvil o entrenamientos con ellos, a quienes hasta hacía muy poco les veía en el Olimpo.

Si tener un televisor era un lujo, que retransmitieran una prueba atlética sería casi un milagro. ¿Cómo seguías los avatares de nuestros corredores tanto a nivel nacional como en el plano internacional?
A principio de los sesenta se televisaba muy poco, incluso de futbol, pero los Juegos de Roma los “vivimos” con las magníficas crónicas de “Marca”, escritas por dos maestros del periodismo y enamorados del Atletismo, Alcántara y Escamilla. Pasaba un poco como con el Tour, no lo veíamos, pero lo vivíamos con las crónicas de los magníficos periodistas que nos lo transmitían. La victoria de Bahamontes de 1959 la tengo en mi memoria casi como si la hubiera visto por TV. En cuanto al atletismo, las competiciones de los Juegos las veíamos con las magníficas películas que se hacían de ellos y que esperábamos con ansiedad. De hecho, a mí la película de los Juegos de Berlín, que vi en el colegio y la de Melbourne, donde me llevó mi padre, fueron las que me hicieron “engancharme” para siempre a este deporte. Luego, posteriormente, las de Roma y Tokio ya las vi como practicante y, aunque de Tokio pusieron algo por TV, también volvieron a impactarnos. Pero lo que sí fue impactante fue un reportaje que pusieron en TVE en 1959 sobre la hazaña de Bannister cuando bajó en la milla de 4’. Mi padre, después de ver el magnífico reportaje en la que ponían también sus  entrenamientos previos en Escocia, la carrera del Récord y la posterior con Landy en los juegos de la Comonwealth, nos dijo, emocionado, que con haber visto aquéllo ya había amortizado lo que le costó el aparato.

Aunque más adelante pasaste a convertirte en “tu propio entrenador”, ¿a quién podemos considerar como aquel primer entrenador o preparador a quien jamás se olvida?

Bueno, yo nunca entrené solo, aunque siempre me interesaba por los entrenamientos de los grandes, especialmente los de Snell y Elliot, de Lydiard y Cerutti. Yo los comentaba con mi entrenador de toda la vida, y que para mí es como un padre, José Luis Torres, el maestro de los entrenadores españoles y los adaptaba a nuestras características.

Mi primer entrenador fue Jaime López Amor, un fantástico velocista de la época que llegó a ser plusmarquista español de 400m y que era amigo de un compañero mío de la academia. Él fue quien nos inició tanto a mi compañero como a mí y ejerció un año de entrenador, pero muy pronto dejó el atletismo con sólo 22 años  para dedicarse a sus estudios de arquitectura y nos pasó al que era su entrenador, José Luis Torres, al que ya conocía de mi época de nadador  (la piscina estaba donde la Residencia Blume, entonces General Moscardó) y que era amigo de mi padre. Durante la temporada de 1964/64 pensé, por supuesto equivocadamente,  que como entrenaba a tantos “grandes” y que a mí no me atendía, me pasé a entrenar, aunque sólo un año, con otro grandísimo entrenador, Carlos Álvarez del Villar, que entonces entrenaba a Canals y a Landa, amigos y compañeros de rodajes por la Casa de Campo. Pero mi entrenador de siempre y al que le debo todo, siempre fue José Luis Torres Victoria. En la actualidad tiene 86 años y le sigo viendo con bastante asiduidad.

¿Cómo se entrenaba en nuestro país hace 50 años? ¿Existían muchas similitudes con los sistemas y programas que se utilizan en la actualidad?

En mediofondo se seguían los sistemas de Lydiar y Cerutti, que los habían adaptado de Olander, en Volodalen. Anteriormente predominaban los sistemas del interval-training de Gerschler. Creo que en estos momentos se llegó a la base del entrenamiento moderno con una mezcla de todos, pero en la actualidad, y al tener más tiempo para entrenar los atletas, se utilizan mucho mejor los periodos de descanso al introducirse los ciclos, que anteriormente no utilizábamos. En otras especialidades, sí que creo que se ha evolucionado mucho más, sobre todo con las cargas de fuerza.


Según tus conocimientos posteriores, ¿consideras que la gente sabía lo que hacía, lo que entrenaba, para qué servía cada sesión que se realizaba?

Creo que sí, pero también estábamos constantemente experimentando y pienso, sobre todo en mi caso, que el mayor error era que entrenábamos de más. Añadíamos series y kilómetros en demasía. Yo creo que me pasé. Siempre cuento, y es verdad, que una vez me uní a un entrenamiento que hacía el grupo de Ballesteros y que consintió en hacer un maratón (42kms, sí) en el circuito de 4000m del Bosque de la Casa de Campo. Para hacerlo más ameno alternábamos el de 2000 con el de 4000. Eloy Martín y Morera hicieron 2h27 y yo me quedé en 2h32.

Por otro lado, nuestros entrenadores eran muy estudiosos, acudían a congresos y estaban perfectamente al día de lo que se hacía. Y te puedo decir que no creo que nadie en la actualidad trabaje la condición física de base como hacía entonces José Luis Torres. Sus sesiones de gimnasio eran modélicas y de la que aprendieron prácticamente todos los entrenadores posteriores. Otra cosa es que luego se pudiera aplicar con nuestras características, especialmente por la falta de tiempo y dedicación.  Pero, sobre todo, la diferencia más notable está en la cuestión de tratamiento de lesiones. Entonces, una pequeña lesión solamente se curaba con reposo, no existían médicos deportivos, ni fisios ni masajistas que nos tratasen no sólo las grandes lesiones, si no que una simple contractura ya te impedía seguir entrenando varios días. Y, por supuesto, nada de entrenamientos alternativos de carrera en agua, body trek y demás métodos. Sólo descanso. Y si tenías una lesión de tendón de Aquiles, pues casi te aparta del atletismo, como me sucedió a mí.

Si esta temporada no tendremos Campeonato del Mundo de Campo a Través, antaño se disputaba como tal el Cross de las Naciones, en cuya edición de 1964 participaste. ¿Qué imágenes, sensaciones, recuerdos, guardas de un evento que tanta repercusión tenía?

Ya te puedes hacer una idea. Aunque ya había sido internacional juvenil, no es lo mismo, pues en este cross convives con los sénior, atletas a los que admiras y mitificas. Aunque los mejores del equipo eran Haro, Aritmendi y Aguilar, que eran los más jóvenes, estaban también Alonso, Molins, el bueno de Corcuera y Pepín Fernández, junto con Mayoral, quienes, como te dije antes, formaban parte de nuestra mitología. Es curioso que, años más tarde, en el Cross de las Naciones de 1970, era yo el admirado por el grupo de los júnior. 
De mi cross guardo un buen recuerdo, por el puesto, el 16º, y segundo español, pero lo que de verdad fue imborrable fue la victoria del pequeño, corajudo y malhumorado Aritmendi. Allí, y gracias a él, nos sentimos atletas importantes y admirados. Y la alegría aún fue mayor de lo normal, pues una hermana mía estaba en ese tiempo estudiando en Dublín y esa admiración por el triunfo del pequeño español la siguió durante toda su estancia. La repercusión a nivel de prensa nacional fue tremenda. Seguro que en la actualidad casi pasaría desapercibido. El Cros de las Naciones, tanto con la victoria de Aritmendi como en todas las anteriores y posteriores ediciones, tenía un tratamiento de doble página en el “Marca” durante varios días.


Tratándose de un mediofondista como tú no podías sino destacar en la que es una de las pruebas más señeras, con más tradición y sabor a gloria para el atletismo español, el 1.500. ¿Por qué te decantaste por el “milqui” en lugar de por el 800 o el 3.000?

Pues eso era algo que no tenía ninguna duda desde siempre. Mi padre había sido de 1500 y yo nunca podía pensar en correr otra distancia.

Hoy en día no es fácil que muchos aficionados se enteren de que se ha batido un récord de España. Sin embargo, con ocasión de tu consecución del récord de España de 1500 el 26 de agosto de 1.968, fuiste considerado casi como un héroe por la prensa. ¿Qué supuso para ti ese récord (3.40.0 sobre pista de ceniza) realizado en Göteborg, Suecia?

Pues es verdad, esa es otra de las diferencias negativas con el pasado, es una pena que una plusmarca de España pase desapercibida. En aquellos años el atletismo tenía muchísima más cobertura en la prensa que en la actualidad y una plusmarca siempre se destacaba en toda la prensa nacional, no sólo en la deportiva. En cuanto a lo que supuso, pues como todo el que consigue ese honor de ser el mejor en algo dentro de tu país. Una extraordinaria alegría y mucho más pensando en lo que eso suponía para mi padre. Esa marca, además, significaba poder asistir a unos Juegos Olímpicos. Fue una noche inolvidable que celebré junto con mis amigos y rivales de entonces, Alberto Esteban, anterior plusmarquista, Morera, mi gran rival, y Anders Garderud, compañero en los veranos de Volodalen de durísimos entrenamientos y sobre todo de Bodo Tummler, ya que éste, todo un Campeón de Europa (y unos meses más tarde bronce en México), se ofreció a tomar la cabeza a partir de los 800m para que tanto Garderud como yo pudiéramos batir los records de nuestros países. Garderud se quedó a una décima y yo lo mejoré por casi segundo y medio.


Extrapolado a ahora, ¿qué valor se podría atribuir a esa marca tan sensacional?

Como sensacional  se puede considerar la marca de Tomás Barris, quien, 10 años antes, ya había realizado, en ceniza por supuesto, una marca de 3.41,7. En cuanto al valor de nuestras marcas, siempre es difícil comparar épocas. Podría decirse que, objetivamente, esa marca era la 47ª de todos los tiempos, 16ª mundial y 11ª europea del año, pero, claro, en esa época no estaban los africanos. Sin extrapolar, pienso que del tartán a la ceniza puede haber unos 3 segundos de mejora, aunque también tendría que haberme adaptado a correr en esa goma sintética, que nunca me gustó, ni siquiera el olor comparado al de la tierra mojada de la ceniza. Otra de las dificultades que había que tener en cuenta en esa época era encontrar carreras a esos ritmos, pues prácticamente a lo largo del año solo se corría por debajo de 3.40 cinco o seis veces en el mundo y había que tener la suerte de pillar una de ellas. Puede ser que en la actualidad, y en lugar de los 23 años que tenía, y con 28 ó 30…, pues la verdad que no se lo que valdría, pero con estar en la élite del 1500m español ya me daría con un canto en los dientes, así que imagínate lo que habría sido Barris.

¿Podrías decir que hubo un antes y un después de aquel día en tu carrera deportiva?

Por desgracia, sí se puede decir. Hasta ese momento todo habían sido alegrías y progresión; después vinieron las enfermedades y las lesiones, lo peor en la vida de un atleta. Primero, y a continuación de los Juegos, el Servicio Militar y parón de varios meses; luego, lesiones y enfermedades, muchas de ellas debidas a la ansiedad y prisas por volver a los tiempos anteriores. Esta es la parte de la que más me arrepiento y que seguro que cambiaría si volviera a nacer, la de no haber sabido tener paciencia, se puede perfectamente dar un año por perdido y volver a ser el de antes. Actualmente, ese es mi consejo para los atletas a los que les sucede algo parecido, tranquilidad, que la vida de un atleta es larga y que con 24 y 25 años se es muy joven y se puede uno volver a reconstruir.

Lo que más me apenó, además de lo dicho anteriormente, fue que, a causa de estar en la “mili”, no pudiera sacar partido del nivel que había adquirido al ser 16º del mundo. Lo peor fue tener que rechazar invitaciones para poder competir en las Ántipodas. Tenía llamadas para participar en pruebas en Nueva Zelanda y Australia, países que eran a los que más me ilusionaba ir y de donde eran los atletas que más admiraba. Por suerte, y ahora que estoy jubilado de mi trabajo en el INE, acabo de realizar este sueño de recorrer la maravillosa Nueva Zelanda durante el pasado noviembre y, además, acompañado de amigos ex-atletas.


Cabe decir que esa marca la conseguiste de una forma curiosa. Tras no ser seleccionado para un encuentro con Francia y Grecia, te enfurruñas y te marchas a Volodalen para entrenar y aprovechar algunas competiciones de las muchas que había en el país nórdico. Cuéntanos un poco cómo sucedió todo aquello.

N no fue así exactamente. Cuando no me seleccionaron fue en 1966, pienso que injustamente, ya se ve que en esa época también sucedían estas cosas. Después de ese encuentro, en el que estuve de suplente, de fantástico recuerdo con victoria incluida sobre Francia en Vallehermoso,  fui por primera vez a Suecia, pero formando parte del equipo para un encuentro sub-23 (donde demostré lo injusto de mi no-selección)  y luego me quedé durante tres semanas  entrenando en Volodalen, junto a Esteban, Morera, Haro y Aguilar, para más tarde hacer una gira de competiciones por Suecia, en la que, por cierto, mejoramos nuestras marcas. Alberto, unos días más tarde, fue finalista en el Europeo de Budapest con 1.47,4. En 1968 no me seleccionaron, con razón, ya que quedé 3º en el nacional sin que corriesen los dos mejores, Morera y Esteban. Aún así, yo quedé contento con ese puesto, pues había tenido unos meses anteriores con enfermedades y exámenes y conseguí recuperarme y tener buenas sensaciones. Lo que sí hice fue adelantar mi partida hacia Volodalen y me acerqué a la Federación para que me diesen el dinero de mi beca (mi padre solo me la permitía aceptar si la utilizaba para viajes o concentraciones). Con ese dinero, y el que me adelantó mi padre, me fui, esta vez solo, a Volodalen, con tres semanas de antelación de lo que estaba programado por la Federación tanto para mí como para el resto de mediofondistas. De hecho, el que no me seleccionaran me benefició. Cuando llegué a Volodalen, como no tenía reserva, me tuvieron que estar cambiando de cabaña y habitación cada poco tiempo y compartí habitación tanto con Tummler como con Garderud. Con ellos hice entrenamientos espectaculares que fueron los que me permitieron un mes más tarde hacer  3.40.00. Hecho, por cierto, que le permitió a mi padre recuperar el dinero que me había adelantado y que yo había ido justificando céntimo a céntimo para que me lo devolviese la Federación.


Como no podía ser menos, esos 3.40 te sirvieron para conseguir el pasaporte y el billete para los Juegos Olímpicos de México. ¿Cómo fue aquella experiencia olímpica?

Como sucedió antes con lo del Cross de las Naciones, pero en los Juegos multiplicado por 1000. Allí no sólo están los mejores del mundo de nuestro deporte, si no que están los de todos. Convives con auténticas figuras mundiales y el espíritu olímpico lo impregna todo. Pero, además, y visto con la perspectiva del tiempo, todavía lo valoro más. Viví creo que los mejores Juegos en atletismo. Para el atletismo, Mexico 68 tuvo un antes y un después. Pasaron tantas cosas… Algunas desagradables y tristes, como la matanza de la Plaza de las Tres Culturas unos días antes de comenzar, y después un gran número de las hazañas atléticas y situaciones políticas que han quedado para la historia. Como un somero resumen esto fue lo que se puede decir. Primero, la polémica de la altitud. Los mejicanos decían que era una cuestión política para desprestigiar al país, más tarde, y relacionado también con la altitud y por supuesto con la introducción del tartán, la infinidad de actuaciones extraordinarias, como el primer sub 10” en 100m de Hines, la maravillosa carrera de Tommy Smith en 200, los increíbles sub 44” de Evans y del olvidado James en  los 400m, las fantásticas carreras de los vallistas, con un Hemmery impresionante en el 400v, un concurso de triple con cinco plusmarcas mundiales, el cuarto Oro en un concurso sorprendente del gran Oerter, la irrupción de los africanos con extraordinarios atletas como Keyno y el mismo Mamo Wolde, y por supuesto, lo que todo el mundo recuerda, la sorpresa del Fossbury y el salto de Beamon de 8.90, así como los pódium de 200m y 400m con los puños en alto de los grandes atletas negros vencedores.


Si no estoy equivocado, fuíste espectador de excepción de unos de los récords mundiales de mayor calado que se recuerdan, los 8,90m de Bob Beamon en salto de longitud…

Vi el concurso desde muy cerca. Entonces casi no había medidas de seguridad y nos podíamos mover por el estadio con total libertad. El día de la calificación de longitud coincidimos entrando en la Villa con Ralph Boston y nos había asegurado que su compatriota Beamon podría llegar a saltar 9 metros. Dado lo atractivo que se presentaba el concurso, en el que estaban los dos anteriores campeones olímpicos, el británico Davis en Tokio, y Boston en Roma, además del otro coplusmarquista mundial junto con Boston, el grandísimo Ter Ovanesian. El Sr. Bravo, entonces entrenador jefe de nuestro equipo, me convenció para ver la prueba desde lo más cerca. Y acertó totalmente, pues fui testigo directo y cercano, además con varias fotografías de una de las hazañas más importantes del atletismo mundial.

Aquella marca tuya conseguida en Göteborg estuvo vigente hasta 1.977, año en que te la arrebató un tal José Manuel Abascal. ¿Qué se siente cuando te arrebatan un récord tan imponente?

La verdad es que ya la esperaba, porque, unos días antes, el bueno de Abascal, que todavía era júnior, la había igualado. ¿Y qué se siente? Hombre, alegría no, pero sí que una cierta liberalización y, como es algo natural, tampoco le di importancia. Lo que sí es una satisfacción, viéndolo retrospectivamente, que fuera Abascal el que lo consiguiera, porque ha sido un hombre importantísimo para el atletismo español. Fue nuestra primera medalla olímpica en el estadio, además en 1500.


No obstante, siendo conocedor de la posterior trayectoria de Abascal, pienso que tu marca adquiere mucha mayor trascendencia, ¿no crees?

No, yo creo que mi marca era buena para la ceniza, pero normal para el tartán posterior. Es más, pienso que el que se hubiera mantenido tanto tiempo no es ningún mérito mío, fue mala suerte de otros extraordinarios atletas que tenían que haberlo batido antes que Abascal, como el Alberto Esteban que podía haber hecho en mi época bastante menos que sus 3.41,4 si no se hubiera lesionado o Antonio Burgos (que se quedó a 4 décimas en 1972) o Antonio Fernández Ortiz o Isidro Solórzano o Paco Morera, pero la mala suerte y las circunstancias, como la injustísima, y sobre todo excesiva sanción de tres años que recibieron Paco Morera e Isidro Solórzano por el affaire de la Universiada de 1973, lo impidieron.

En la actualidad, eres coordinador de la categoría júnior en la RFEA. Imagino que constantemente estaréis evaluando la salud del atletismo español. ¿Cómo se encuentra nuestro atletismo de base en estos momentos?

Pues escaso. Como en todo, de la cantidad sale la calidad. En todas las territoriales se quejan los entrenadores de la poquísima participación de atletas jóvenes en las competiciones en las que antes existía una participación masiva. Se da el caso que se tiene que juntar atletas de diferentes categorías de edad y hasta de sexo para poder completar una serie. Por otro lado, siguen saliendo algunos talentos. En lo que a mi sector se refiere, no me puedo quejar de la última hornada de juveniles y que ahora pasan a júnior, sobre todo en chicos, aunque, comparado con otros años, tampoco está mal en chicas. Ahora el problema es que sepamos motivarlos para que se mantengan y puedan desarrollarse como atletas en sénior.



¿Y el de la categoría sénior?

En estos momentos estamos pagando el peaje de haber tenido un extraordinario grupo de atletas nacidos entre 1973 y 1980. Digo peaje porque estas generaciones también hacen de tapón impidiendo que atletas con talento y tan jóvenes como eran ellos cuando lo consiguieron, se incorporen a la élite y tengan los beneficios que conlleva. Ahora los componentes de ese gran  grupo están llegando al final, por lo que ya pueden y de hecho sucede, incorporar atletas que, como se ha visto en las últimas ediciones de los Campeonatos Internacionales junior y promesa, han tenido meritorias actuaciones. Pero lo que está claro que lo que hicieron los anteriores es muy difícil que se vuelva a conseguir, porque, si no fuese así, no sería extraordinaria esa generación. Hay que tener paciencia. Por suerte, esta teoría es para el atletismo en general, pero para el mediofondo de chicos, en cambio, se han ido sucediendo atletas de diferentes generaciones y, dada la gran competencia, siempre está bien cubierto. El futuro creo que está garantizado. En chicas eso ya es otro cantar, porque nos va a costar mucho sustituir a Mayte, Nuria, Iris y Natalia, aunque espero que estas dos últimas nos duren todavía cuatro años más. También están, pues son  todavía jóvenes, dos atletas que han tenido mala suerte con las lesiones y espero que aún nos den muchas alegrías: Irene Alfoso y Esther Desviat. En manos, mejor en las piernas y la cabeza, de dos que has entrevistado recientemente, Isa Macías y Mª Carmen González, así como en Elian Periz ponemos nuestras esperanzas más inmediatas de relevo.


Por tus manos han ido pasando los mejores atletas júniors de diferentes épocas. Imagino que habrá decenas, centenares de ellos, que han impresionado. ¿Qué atletas españoles, en edad júnior, te han impresionado más?

Pues sí, he tenido la enorme suerte de ver cómo se desarrollaba la mejor generación de mediofondistas y muchos fondistas (con los que compartíamos concentraciones) españoles de la historia, incluyendo en ella a la de los nacidos en 1969, que los conocí cuando tenían 20 años: Cacho, Viciosa, Díaz y Luis Javier González entre otros. Del resto, una gran cantidad de atletas tenían grandes condiciones, algunos de ellos hasta podían haber mejorado a los anteriores. Puedo nombrar a muchísimos, pero lo más impresionante fue la continua aparición de talentos que venían año tras año a las concentraciones. Comencé con Mateo Cañellas, Luismi Berlanas, Munuera, Cortés y Caballero y siguieron los Chuvieco, Cerezo, Bruno Toledo y Eliseo Martín. Luego vino la mejor de todas, la del 75-76, con el enorme Reyes y los que no eran menos que él, como Parra y Redolat, a los que les acompañaron los hermanos Esteso, Viña Cadiedno, Tony Franco, Gil Castañeda, Villarroya, Iván Manjón, Prida, Gómez Titos, Antonio Álvarez y Carlos García. Y que coincide también con la mejor generación de chicas encabezadas por Marta Domínguez, Rocío Martínez Grajera, Nuria Fernández, Mayte Martínez, Jacquelin Martín y Dori García, en la que también podríamos incluir a Natalia Rodríguez, pues destacó casi a continuación de ellas siendo todavía juvenil. Después empezaron a llegar un poco más con cuentagotas, pero cualquiera se daría con un canto en los dientes con atletas como Villalobos, Jesús España, Javi Alves, Higuero, Sergio Gallardo, Jousef El Nasri, Ricardo Serrano y Pedro Nimo en chicos;  y de Judith Pla y Rosa Morató, además de Iris Fuentes Pila, que sirvieron de puente a otra gran generación, la de los del 81/83 con Reina, Juande Jurado, Álvaro Fernández Cerezo, Xavier Areny, Sergio Sánchez y que termina con Cortés, Crespo, Javi Guerra, Enrique Sánchez, Arturo Casado y Manolito Olmedo; en chicas, Esther Desviat, Irene Alfonso, Loli Checa, Alba García, Diana Martín y Sonia Bejarano. Otro pequeño paréntesis, pero siguieron apareciendo atletas buenísimos como Isa Macías, Alicia Argüello, Fran España, Troya, Elian Periz, hasta desembocar en otro grupo buenísimo con Alvarito Rodríguez, Luis Alberto Marco, Bote, Víctor Montaner y Marta Romo y Mª Carmen González. Un par de años de sequía para de nuevo encontrarnos con otro grupo extraordinario que encabezan Bustos y Kevin y al que acompañan Imedio y Víctor Corrales, Carlos Alonso; en chicas, por desgracia sólo a Esther Guerreo. En la actualidad he tenido uno de los mayores disgustos, pues ha sido la primera vez en más de 20 años que no hemos tenido participación en 1500 en un Campeonato de Europa júnior. Menos mal que los y las atletas de 800, Estévez, Marina Manjón y Viky Sauleda nos hicieron olvidar esa decepción. 

Pero no te “mojas”

Sí, ya sé que parece que no he contestado tu pregunta, pero la verdad es que cuando estaba con ellos en las concentraciones todos me impresionaban por su calidad. Si tuviese que decir quienes fueron los que más, es muy posible que estuviera influenciado por los resultados posteriores, pero, si quieres que me moje, te puedo decir que quien más me impresionó entre las chicas fue Natalia Rodríguez y, entre los chicos, Javier Rodríguez Olmos “Chuvieco”. Por orden correlativo, y para decir algunos más, serian: Cañellas, Chuvieco, Bruno Toledo, Reyes, Parra, Redolat, Manjón, Reina, Manolito Olmedo, Bustos y Kevin, entre los chicos; Rocío Martínez Grajera, Mayte, Nuria, Natalia y Loli Checa (ésta de juvenil) entra las chicas. Esto demuestra que se puede sacar otra conclusión: hay que tener en cuantas otras características aparte de la tipología y la facilidad de carrera, características que muchas veces se confunden con algo que no sabríamos definir, pero que todo el mundo llama la “clase”, y es que existe otro atleta más pesado o tosco y hasta con menos condiciones, que no impresiona por su tipología, pero que tiene otra característica que es mucho más importante y es la de la fuerza de voluntad y la capacidad de trabajo. Y tenemos ejemplos de estos en  atletas como Luismi Berlanas, Eliseo y la misma Marta Domínguez. Como ejemplos de anteriores épocas tenemos  “superclases” como  Pepe González y sobre todo Teófilo Benito, pero fue un atleta mucho más tosco, pero con una capacidad de trabajo enorme el que llegó más arriba, José Manuel Abascal.


¿Hay muchos atletas que pudieron ser considerados unos portentos y luego, por una u otra razón, no pudieron o supieron brillar en la élite internacional?

Aquí también te contestaría que casi nadie puede decir que no hubiera conseguido más. Parece, por ejemplo, que Fermín, que es el atleta más brillante del atletismo español, tampoco llegó al máximo, le faltó su tercera medalla olímpica de Sidney 2000. Creo que habría sido entonces el único mediofondista en la historia en conseguirlo, aunque si no se hubiese caído en Atlanta, El Guerrouj también lo habría logrado. En general, muy pocos de los que destacan en júnior en mediofondo se han quedado en el camino, la gran mayoría han sido importantes para nuestro atletismo. Creo que atletas, que aun habiendo tenido un gran historial pero que no han podido llegar a lo que su extraordinaria calidad les presuponía y que las lesiones se lo impidieron, son Cañellas, Cerezo, Roberto Parra, Bruno Toledo, Carlos García y Redolat. No incluyo a Chuvieco porque éste ni siquiera pasó de promesa, pero era de lo mejor que he visto. También Manjón, calidad como el que más,  pero si no llegó a nada no fue por las lesiones, su problema es que ni le gustaba ni tenía ambición ni inteligencia para este deporte y lo dejó pronto. El mismo Reyes tenía calidad para mucho más. Reina también. Aunque ha conseguido marcas extraordinarias, tuvo mala suerte, se lesionó en un tobillo justo el año en que podía haber conseguido una medalla en el Mundial del 2003. De los que están ahora, como Manolito Olmedo y Casado que ya han llegado a la élite mundial, Kevin, Bustos, Luis Alberto y Alvarito, estoy seguro que nos darán todavía muchas alegrías. En cuanto a las chicas, Nuria, Marta, Mayte, Natalia y Loli Checa, han llegado a lo más alto con medallas en diferentes grandes campeonatos a pesar de que, cuando estaban en categoría júnior, la única que consiguió medallas fue Marta. De las que se quedaron me acuerdo de Dori García, que no pudo llegar al máximo como sus compañeras de generación por problemas de columna y, sobre todo de Rocío Martínez Grajera, a quien una lesión en un pie, parecida a las de Chuvieco y Julita Merino, le impidió seguramente llegar como las anteriores a la élite mundial.

 Está claro que en España salen muy buenos atletas, pero, de un tiempo a esta parte, ha venido disminuyendo la cantidad, el volumen de atletas que llegan a edad sénior, quedándose por el camino. ¿Cuál crees que puede ser la razón por la que tantos deportistas abandonan el barco en edades tan cruciales para un atleta?

Para mí, el principal problema son los que se pierden desde cadetes a promesa y creo que se debe a lo que dijimos antes de lo poco atractivo que hacemos este deporte. Hay pocas competiciones y las que hay son largas y aburridas. No existe el club tipo británico con tradición en donde los antiguos atletas se mantienen en contacto haciendo funciones de entrenadores, administrativos o jueces e inician en el atletismo a sus hijos. El Club tiene actividades sociales, excursiones, reuniones  y competiciones de otros deportes, como el golf y rugby.  En 1973 estuve un verano en Inglaterra y fiché por un club de Bristol donde conocí esa filosofía. Participé con el club en una competición en la que se jugaba el descenso de categoría y la puntuación se hacía con la suma de tres,  un equipo “B”, más el “A” que puntuaba un poco más y otro equipo compuesto por juveniles y júnior. Esta es una buena fórmula para motivar a los que no son primeras figuras.

Aquí, cuando se pasa de promesa, los atletas que no están en la élite nacional, al no estar motivados y no existir este tipo de club, prácticamente abandonan o ya no entrenan como cuando eran júnior. No tenemos muchos atletas mayores que bajan a entrenar a diario con la única satisfacción de poder mejorar algún centímetro o unas pocas décimas en cada temporada. Sólo se hace un atletismo buscando la rentabilidad económica, algo que lo tienen muy pocos y no se busca la rentabilidad en la salud y en la autoestima. Está claro que sin competiciones donde no tengan esa opción de mejora, y si además la principal de las pruebas, su campeonato nacional, lo ven tan inaccesible como unos Juegos Olímpicos….. Lo curioso es que después, cuando ya empiezan con la barriguita, se meten en gimnasios de moda o empiezan con las carreras populares. ¿Por qué no puede existir un atletismo popular  de pista? Y digo Atletismo, no sólo carreras largas.

¿Qué consideras que se puede y debe hacer para promocionar más y mejor nuestro deporte?

Ojalá tuviese ideas que fuesen factibles. Pero lo primero que pediría es que fuesen nuestros dirigentes internacionales los que mirasen más por promocionarlo y no lo contrario, como por ejemplo: ¿Cómo puede la IAAF hacer negocio con la televisión de los campeonatos en lugar de intentar que se retransmitan a todo el mundo? Buscan más su negocio que la promoción. Los calendarios se hacen en contra de facilitar la compatibilidad de estudios y atletismo. El campeonato del mundo junior y el de Europa se hacen a mediados o finales de Julio, lo que hace que los respectivos nacionales y el tiempo de consecución de las mínimas, mes de junio, coincida con la época de más exigencia en los estudios. Los atletas juveniles, en los años impares, tienen dos competiciones importantes, una organizada por el COI y otra por la IAAF. En cambio, en los pares no tienen nada. Ninguna de las dos organizaciones cede. Las mínimas de la IAAF transforman el mundial en un meeting más. Se hace bianual una prueba de gran tradición como el mundial de Cross. Cuando se va a la reunión de calendario de la europea, ninguna Federación quiere hacer encuentros internacionales con juveniles o júnior. El pasado año ya no hubo y el que viene tampoco ¿Qué es más motivante para un chaval que ser internacional? Y la verdad, tampoco se me ocurre mucho más, nuestro deporte tiene unas características y me gustan. El atletismo es el principal de los deportes en los Juegos y es, junto con la gimnasia, la base de los demás. Pienso que debería tener un tratamiento de “especial importancia” por parte de las autoridades. Los intentos de mejorarlo como lo de las salidas, los cuatro intentos en concursos o la charlotada que se quiso hacer con la Copa de Europa de selecciones nacionales en las carreras de fondo, como si se tratase de una pollarada, no creo que hayan ayudado en nada.


En más de una ocasión te ha tocado decidir qué atleta va o no va a una concentración, a una competición. ¿Se hace duro tener que decidir entre uno y otro atleta, aún sabiendo que ambos se lo pueden merecer por igual?

Tienes razón, es bastante duro. Sobre todo en las concentraciones, porque para los campeonatos suelo dejar antes las cosas bastante claras. Hablo con los atletas y sus entrenadores y les digo que irán los primeros del nacional que tengan mínima. Aquí no suele haber mucho conflicto, aunque me equivoco, como cuando en el 2000 le permitimos correr a Olmedo en el campeonato júnior. Se ganó su plaza al ser segundo detrás de Reina, pero se quedó en casa un júnior como Juande Jurado, tercero ese día y que debería haber ido al mundial. A los juveniles todavía les queda tiempo para ir a los campeonatos de junior. En las concentraciones sí que tengo más conflicto porque no hay normas. ¿Por qué tienen que ir los primeros del ranking o de un campeonato de España si el que me parece que tiene más condiciones es el 5º?. En júnior no hay tanto conflicto, pero, por ejemplo en cadetes influye mucho, pues hay chavales que tienen un desarrollo físico que parece que tienen hasta tres años más. Intento solucionarlo llevando a los 2 ó 3 primeros y al 5º, pero siempre protestará el 4º. Aunque, si se habla con los entrenadores y atletas se suele solucionar. Yo he recibido cartas de padres, por ejemplo del de Roberto Parra, durísimas, pero al final hemos terminado siendo buenos amigos. Algunas veces me equivoco, generalmente cuando tengo que tomar una decisión nada más acabar una competición, ya que puede que no recuerde en un momento todos los datos de todos los atletas. Me pasó en una selección para un encuentro juvenil en el 2000 entre Casado y Crespo. Seleccioné a Crespo, que había llegado después que Arturo porque pensaba que había 10 segundos de diferencia entre la marca de uno y otro, pero cuando caí en la cuenta que solo había 3 segundos, de 3.54 a 3.57, rectifiqué y les pedí perdón a los dos. Muchas veces se piensa que los que estamos en el Comité Técnico no tenemos ni idea o que somos injustos y nos movemos por intereses particulares. Pienso que no es así, que hay experiencia de muchos años en esto y que realmente, aunque nos equivocamos, tenemos mucha  información y lo que nos mueve, aparte de intentar ser objetivos, es intentar que el Atletismo Español obtenga los mejores resultados.

De los récords mundiales actuales, ¿cuáles consideras más difíciles de batir? ¿Y cuáles son aquéllos que pueda extrañar que no se batan?
Para mí, y sobre todo porque se consiguieron con otras “condiciones”,  los de  velocidad  de 
Florence Griffith y Marita Koch, los de las mediofondistas y fondistas  chinas y los de concursos
 femeninos de los años ochenta. En cambio y a pesar de que considero que no hay ninguna 
plusmarca, que sea fácil de mejorar, creo que el de 800 femenino de  Jarmila Kratochvílová, que
 también es de otras “condiciones” debería, haberse podido mejorar por las atletas kenianas. 

¿Consideras factible que se pueda reducir la diferencia existente, por ejemplo, entre los atletas europeos y los estadounidenses y caribeños en velocidad y entre los europeos y africanos en fondo? ¿Cómo se podría minimizar la brecha?

Reducir siempre se podrá, pero brecha siempre habrá. Minimizarla, creo que la única forma es la de que los atletas de  Europa, o los blancos en general, no se desmoralizasen con la superioridad de los africanos y caribeños y volviesen a dedicarse al atletismo como hacían en los años setenta.


Si te pidiera que me dieras una terna de atletas contemporáneos a ti como atleta, ¿a quiénes incluirías?

Antes de  1965 serían: Peter Snell, Elliot y Brumel (con los que no coincidí.
Después de 1965: Ron Clarke, Tommy Smith y Oerter (a estos sí que los vi).
De españoles serían. Barris, Haro y Areta en hombres y Carmen Valero en mujeres.

¿Y de la actualidad?

Más que de la actualidad, de estos últimos años: Gebre, El Guerrouj y Bolt. Atletas todos ellos a los que vi de júnior, Bolt y Gebre siendo campeones mundiales júnior y El Guerrouj quedando 3º en 5.000m.

De españoles hombres: Fermín, Peñalver y Manolo Martínez.
En mujeres. Natalia, Mayte y Ruth Beitia. Falta la que todos pensamos, pero aunque la sigo teniendo un enorme cariño, ha dejado de admirarme como atleta. Lo siento enormemente.


 ¿Te gusta el atletismo actual? ¿Cómo te gustaría que fuera?

Me gusta el ATLETISMO y me gusta en el que estoy implicado, el de los jóvenes, que no es muy diferente del que se podría decir que fue en “mí época”. Sigo disfrutando de la competición y mantengo la adrenalina al compartir con los  chavales jóvenes los momentos previos de una gran competición en el lugar donde más me gusta estar, en la zona de calentamientos y acompañándolos a la cámara de llamadas. Sigo, en este atletismo, conociendo personas fabulosas que se dedican en cuerpo y alma a entrenar a atletas en pequeñas ciudades o pueblos. El atleta es, en general, una gran persona y el atletismo le genera grandes beneficios, más que económicos, en lo social y en su personalidad. Yo sólo puedo tener agradecimiento a este deporte, mis amigos, los de “toda la vida”, vienen, y por suerte siguen llegando, de este medio, y hasta a mi mujer me la presentó un compañero de entrenamiento.

Claro que me gustaría  que fuera mejor, sobre todo el de los  mayores. ¿Cómo? Pues sin “trampas”, y todo el mundo entiende a que me refiero con lo de trampas. Preferiría volver a un atletismo sin grandes resultados en la élite, pero en el que las pistas estuvieran abarrotadas y los croses volvieran a tener una participación masiva. Y me gustaría que los tramposos, cuando se los pillara, no volvieran y si esto no es posible, que sus sanciones no fueran nunca inferiores por lo menos a dos años.

Durante estos últimos 23 años has tenido que tener buenas y malas experiencia en los Campeonatos en los que estuviste. Cuéntanos algunas.

Ya el hecho de estar viendo a los futuros grandes campeones y su actitud competitiva es una gran satisfacción. He asistido a todos los Mundiales y Europeos Júnior desde 1989 y es normal que se tenga de todo. Aunque abundan más las alegrías, empezaremos por los sinsabores. Creo que el primero fue en Seúl 92 cuando Cerezo, al verse clasificado, se dejó ir en su semifinal y ya en los cuadros un ambicioso Sepeng, viniendo de muy atrás, le “robó la cartera” y se clasificó para la final. También en este mismo campeonato Bruno Toledo se paró en el 10000m. pensando que había terminado y todavía le quedaba una vuelta. Yo le gritaba, pero no me podía oír dentro del enorme estadio. Al final reaccionó cuando le pasaron el grupo que venía detrás con Eliseo y terminó 9º y con marca personal, pero tenía que haber sido 5º y con plusmarca española. Seguimos con otra decepción, y fue en el siguiente mundial, en el 94 en Lisboa con la impresionante  “clavada” de Reyes a falta de 150m. Perdió un oro casi seguro y terminó 4º. Pero sin duda los mayores disgustos fueron las caídas de Natalia y Alvarito Rodríguez, que perdieron dos oros cantados en los europeos de 1997 y 2005 respectivamente, así como la injusta descalificación de El Nasri en el mundial de 1998. Entre las grandes alegrías está la de mi “primera” medalla en estos Campeonatos, la de oro en 1500m de Mateo Cañellas en Tesalónica en 1990. Luego, y es curioso que no haya sido en mediofondo, la que seguramente me supuso una mayor alegría, la medalla de plata de Manolo Martínez en Seúl 92, así como el 5º puesto de Chuvieco también en Seúl con 3.40 en 1500. Luego vinieron otras muchas, como fueron las de la victoria de Roberto Parra ante Bucher en 1995 bajando de 1.46, el tercer puesto de Reina y el 5º de Esther Desviat, ambos en el mundial del 2000 en Santiago de Chile. La verdad, es que son muchísimas, pues todas las mejoras, todas las clasificaciones para semifinales o finales suponen unas grandes alegrías. No es necesario que sean obligatoriamente las medallas y, como ejemplo, además de algunas nombradas antes, están quizás porque son cercanas en el tiempo y además bastante inesperadas, las de Alberto Imedio, fabuloso 5º en el último mundial de 2010 con 3.41 y la clasificación para la final del 800m en el europeo de este año de otro Estévez, Alejandro, con la mejora en más de dos segundos de su marca en semifinales.

Hay dos cuestiones que nos interesa. ¿Qué fue de ti desde que fuiste internacional por última vez en 1974? Y ¿Porqué nunca entrenaste a otros atletas.

Va todo unido, yo siempre he dicho que nunca dejé el atletismo, que en todo caso él me dejó a mí al no poder conseguir las marcas que me permitieran acceder a los Campeonatos, pero yo quise seguir y reivindicando el “arrastrarme”, primero por las pistas y el campo y luego por el asfalto ¿Por qué no voy a seguir compitiendo si era lo que más me motivaba y gustaba? ¿Por el hecho de haber “sido bueno” en una época ya no lo iba a poder hacer el resto del tiempo? Y seguí muchos años más. Llegué a correr 25 maratones, entre ellos dos en Nueva York y hasta con algunos buenos resultados, 2º y 5º en el de Madrid y también 2º en San Sebastián. Esa época, desde 1978 a 1985, fue casi la que más entrené de mi vida. Estuve haciendo entre 7000 y 7500 kms. por año. Me ilusioné con el maratón, pero me di cuenta de que nunca llegaría a ser maratoniano. Después, y poco a poco, me pasé al triatlón, deporte que me “enganchó” en demasía, casi fue obsesivo. Conseguí algo de lo que me siento muy orgulloso, ser internacional absoluto en el primer equipo nacional de triatlón para el Campeonato de Europa de 1990, con 45 años. Toda la actividad anterior hacía que mi tiempo “libre” lo dedicase a entrenarme a mí mismo y aunque me tiraba entrenar a atletas, la verdad es que tuve que elegir, y elegí por mí.  Como he dicho, casi fue obsesivo, entrenaba entre los tres deportes unas 35 horas semanales, casi mi jornada laboral de Estadístico en la Delegación Provincial del INE de Madrid, donde era funcionario desde que aprobé la oposición en 1975. En 1988 tuve la suerte de que Odriozola me propusiera encargarme de los jóvenes atletas de mediofondo, con la única condición de transmitirles un poco el espíritu de este deporte. Dejé el triatlón en 1992, empezaba un “nuevo” triatlón que ya no me iba a gustar, el tramo de bici ya no sería contrarreloj y, lo que era peor, los veteranos correríamos separados del resto. Dejé de competir, pero sigo corriendo casi a diario. Y aunque ya en esta época tenía bastante más tiempo para ejercer de entrenador, me parecía que el hecho de no entrenar atleta haría que fuese más objetivo en mi función de adjunto de mediofondo.


Si estuvieras en un instituto, plagado de jóvenes como auditorio, ¿cómo venderías el atletismo para conseguir engancharlos a nuestro deporte?

Pues es fácil, primero les pondría alguna de las películas de los Juegos Olímpicos de las que hablamos ante y luego les contaría lo mismo que he contado en esta entrevista, para terminar pidiendo a esos chavales, que son muchos, a los  perfeccionistas e individualistas, a los que les gustaría demostrar lo que valen sin depender de nadie, que se acercaran a una pista y se pusieran en contacto con un  entrenador. Y, si además estuvieran los padres, les vendería que si se meten en este deporte, su hijo ganaría en autoestima, en capacidad de sacrificio, en disciplina, en fin, que el tiempo que se dedicarían a este deporte en lugar de darlo por perdido, sería una buena inversión.


Por Jesús Francisco Aguilera Moreno

19 comentarios:

  1. Muchas gracias por esta entrevista a quien sin duda ha sido y es un gran amante del ATLETISMO.!

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  2. Jamón de jabugo... pata negra!!!!!!

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  3. Andrés, muchas gracias a ti. Da gusto leer a Jorge, como también leerte a ti, dais muestras cada dos por tres de lo que es amor por este deporte y todo lo que supone. Ojalá hubieran muchos más como vosotros.

    Me alegra que me sigas semana tras semana.

    Un abrazo

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  4. Anónimo, muchas gracias por tu aportación. Sin lugar a dudas, podemos comparar a Jorge con el mejor de los jabugos, un placer empaparse de tanta sabiduría.

    Un abrazo.

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  5. Fantástica entrevista. Conocemos a Jorge porque visitó la Escuela de Atletismo Fuenlabrada el día de nuestra fiesta de fin curso. Nos dío una fantástica charla donde disfrutamos y aprendimos: niñ@s, atletas, padres y madres. Es una persona muy especialpara nosotros y nuestros niñ@s. He colgado en nuestro Blog ampaescueladeatletismofuenlabrada.blogspot.com un pequeño fragmento de la entrevista y el link a este interesante blog que yo, al menos, no conocia. Espero que no sea un problema, si lo fuese lo retiraremos inmediatamente. SALUD.os cordiales e incorporaremos este blog a nuestra lista.

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  6. Julio, muchas gracias por tus palabras y tu visita. Me alegro de que en vuestra Escuela hayáis tenido la fortuna de poder contar con Jorge impartiendo y dando muestras de su sabiduría, imagino que sería un placer, algo que me da una idea para algo que quiero preparar con el club de aquí, el Club Atletismo Mijas.

    Ningún problema en que enlacéis al blog ni en que uséis los fragmentos de la entrevista que consideréis oportuno. Al contrario, por mi parte encantado.

    Muchas gracias y un abrazo.

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  7. Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!

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  8. David, muchas gracias. Ahora que lo conoces, mientras subo nuevas entrevistas tiene mucho que leer desde el pasado mes de mayo. Espero que disfrutes.

    Feliz 2012 para ti también

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  9. Bueno, bueno...ya estoy al día con tus blogs. Vaya vida la del Sr Gzlez Amo, tiene para varias entrevistas. ¿Escribirá algún día sus memorias? Por cercanía física con los mismos le preguntaría sinó le da mucha pena cómo talentos del nivel de Teófilo Benito (QEPD) o Youseff el Nasri, más muchos más, no llegan al máximo de su elevado potencial o forma parte del mismo juego de la vida...

    Doy fe tb del excelente nivel que alcanzó el Sr Gzlez Amo en triatlón pues competí con él en Ibiza en 1990. Qué gozo daban con sus bicis high tech esos chicos del Tandon!

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  10. Ferrán, ¿te ha costado mucho ponerte al día? Si el Sr. González Amo escribiera sus memorias habría que talar muchos árboles para poder plasmarlas al completo, jejeje. Habrá que trasladarle tus preguntas.

    Yo también vi a los del Tandon competir en Torremolinos, si no me equivoco. Una pasada.

    Muchas gracias de nuevo Ferrán, mostrooooo

    Un abrazo

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  11. Gran entrevista, todos los lunes por la tarde veo a Jorge y hace algunas semanas me hablo de esta entrevista la cual, a mi que ni hay muchas cosas que me enganchen, a conseguido atarse a la pantalla de mi Smartphone para leerla. Me encanta la capacidad que tiene jorge de valorar la calidad frente a los resultados y de no olvidarse a ninguno de los que cachorros que pasaron por sus concentraciones. Buena entrevista, hecho en falta, como otros, los textos de las fotos
    Ajp

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  12. Gran entrevista, todos los lunes por la tarde veo a Jorge y hace algunas semanas me hablo de esta entrevista la cual, a mi que ni hay muchas cosas que me enganchen, a conseguido atarse a la pantalla de mi Smartphone para leerla. Me encanta la capacidad que tiene jorge de valorar la calidad frente a los resultados y de no olvidarse a ninguno de los que cachorros que pasaron por sus concentraciones. Buena entrevista, hecho en falta, como otros, los textos de las fotos
    Ajp

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  13. Ajp, me alegra que hayas descubierto el blog gracias Jorge. Y si te has enganchado, espero que la consideras una adicción sana, ejejeje. Esperemos que Jorge siga batallando muchos años por ayudar a nuestros jóvenes a llegar muy lejos. Tengo pendiente editar la entrevista con los pies de foto, que el bueno de Jorge hace ya mucho, demasiado, tiempo, me facilitó.

    Un abrazo y gracias

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  14. Estimado Jorge.

    Leo con mucho cariño que sacas a la luz la figura de José Luis Torres Victoria, el abuelo al que tuve la inmensa fortuna de tener como profesor de gimnasia, durante al menos ocho años, en el gimnasio Moscardó de Madrid.

    Tengo 58 años y te estaría inmensamente agradecido si me pudieras facilitar un teléfono o un mail en el que poder contactar con el.
    El año pasado, hablé cpn Javier Moracho pero no disponía de esos datos.
    Siempre muy agradecido.
    José Angel Garrido Vázquez
    jaciclismo@hotmail.com
    Móvil: 678002004

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    1. José Ángel,le he enviado un correo a Jorge. Intentaré que él se ponga en contacto contigo.

      Un abrazo y gracias por pasar por aquí.

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    2. Muchas gracias Jesús Francisco. Ayer por la noche, Jorge, me facilitó el teléfono y esta mañana contactaré con José Luis Torres.

      Un abrazo y muchísimas gracias.

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    3. Un placer. Que todo vaya bien.

      Un abrazo

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  15. Gran entrevista a Jorge y grandes respuestas suyas, fiel reflejo de su personalidad que ha mantenido durante muchísimos años.

    Mi nombre es Fernando de Miguel y no sé si Jorge aun se acordará de mí. Era uno de esos atletas del grupo de Juan Manuel Ballesteros a los que él alude en su entrevista, pero quizás sí recuerde los "combates de boxeo" que hicimos en los vestuarios de la pista de la Ciudad Universitaria, antes o despues de nuestros entrenamientos, con unos guantes de boxeo que ni siquiera recuerdo si fue él quien los trajo.

    Un gran abrazo a Jorge y a todos los amantes del Atletismo, especialmente a los de aquellos tiempos formidables de nuestra época joven.

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  16. Gran entrevista a Jorge y grandes respuestas suyas, fiel reflejo de su personalidad que ha mantenido durante muchísimos años.

    Mi nombre es Fernando de Miguel y no sé si Jorge aun se acordará de mí. Era uno de esos atletas del grupo de Juan Manuel Ballesteros a los que él alude en su entrevista, pero quizás sí recuerde los "combates de boxeo" que hicimos en los vestuarios de la pista de la Ciudad Universitaria, antes o despues de nuestros entrenamientos, con unos guantes de boxeo que ni siquiera recuerdo si fue él quien los trajo.

    Un gran abrazo a Jorge y a todos los amantes del Atletismo, especialmente a los de aquellos tiempos formidables de nuestra época joven.

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