Natural de Madrid
Club: Suanzes San Blas
Entrenador: Isidro Rodríguez Martín
Mejores Marcas Personales
5000m: 17:30.7 (Alcobendas 2021)
3000m pc: 9:38.76 (Madrid 2021)
10K ruta: 37:15 (San Silvestre Vallecana Internacional 2020)
2021
Subcampeona de España Trail Running por Federaciones Autonómicas (El Paso)
Subcampeona de España de Trail Running promoción (Canfranc)
4ª en Campeonato de España de 5000m Sub20 (Torrevieja)
4ª en 3000m Campeonato de España Sub20 pista cubierta (Antequera)
5ª en Campeonato de España campo a través (Getafe)
7ª en Campeonato de España campo a través por clubes (Santiponce)
37ª en Campeonato de Europa de campo a través Sub20 /subcampeonas por selecciones (Dublín)
Subcampeona de España de 5000m Sub20 AL (Madrid)
4ª en Campeonato de España campo a través Sub20 (Zaragoza)
7ª en Campeonato de España Trail Running por Federaciones Autonómicas (Ibiza)
3ª en 3000m Campeonato de España Sub18 AL (Castellón)
3ª en 5000m Campeonato de España fondo en pista-Trofeo Ibérico (Burjassot)
19ª en Campeonato de España campo a través Sub18 por autonomías (Villamanrique de la Condesa)
2017/2018
6ª en Campeonato de España campo a través por autonomías (San Pedro del Pinatar-Murcia)
11ª en 3000m Campeonato de España Sub18 AL (Gijón)
12ª en Campeonato de España campo a través por clubes (Gijón)
70ª en Campeonato de España de Campo a Través
por Clubes (Oropesa-Castellón)
Comienza
2022. ¿Cómo lo has hecho tú? ¿Sueles entrenar en los días claves de las fiestas
navideñas?
Corriendo, por supuesto. No se me ocurre una mejor
manera de abrir o cerrar etapas que hacerlo corriendo. Siempre he entrenado y
competido durante las fiestas navideñas. Para mí, estos días son doblemente
festivos: la posibilidad de compartirlos con los míos, por una parte; y la de
atarme las zapatillas con menos prisa que de ordinario, por otro.
Ya
sabemos que son fechas en las que se abusa de las comidas, de los dulces, del
alcohol, de … ¿Caes tú en alguna de esas sensaciones, aunque sólo sea por
aquello de que “un día es un día”?
Nunca he sido de excesos. Especialmente si pueden
acarrearme más perjuicio que beneficio. No soy absolutamente tajante, pero me
cuido todos los días: la salud no entiende de fiestas.
De
una u otra forma. ¿Has formulado tus deseos para el año que tienes ante ti? ¿Se
pueden contar?
Llevo 19 años formulando deseos cuando se acerca la
noche de Reyes. Mi carta ha cambiado, evidentemente, pero la ilusión ha
permanecido intacta. Cuando era pequeña, tres eran los regalos en casa, uno por
cada Rey, así que este año, en mi carta, he incluido también tres deseos. A
Baltasar, que siempre fue mi Rey favorito, le he pedido salud, tanto física como
mental. Para mí y para los míos. Es un poco tópico, pero ningún edificio puede
sustentarse sin unos cimientos sólidos. Cuando algo me hacía mucha ilusión, me
encomendaba a Melchor. Con esto de ser el mayor, lo veía yo como la baza más
fácil de convencer. Este año no le he pedido zapatillas a Melchor, que ya tengo
muchas, pero sí muchos kilómetros para poder gastarlas. Tengo tanta ilusión por
seguir disfrutando de cada zancada que igual este regalo debería valer doble.
Por último, para que Gaspar no se venga con los brazos vacíos, decidí incluir
un tercer deseo. Quizá sea un poco egoísta: seguir consiguiendo todo aquello
que me proponga.
Eso
a corto plazo. Como atleta de futuro, ¿tienes alguna meta, algún sueño, algún
deseo especial?
Sí, eso a corto plazo. He aprendido que la mejor
manera de alcanzar metas es planteárselas a corto plazo. Pensar únicamente en
la siguiente ría, sin agobiarse por el resto de obstáculos. He crecido soñando
que algún día representaría a España. Ese sueño se ha hecho ya realidad. Ahora
sigo creciendo, soñando que algún día participo en unos Juegos Olímpicos. Sé
que es un sueño muy ambicioso. Pero tengo a mi favor que, aunque soñadora, no
me duermo. Ojalá algún día me ponga en la línea de salida de una competición
importante … y cruce la de llegada sin tener a nadie delante.
Estamos
en tiempos complicados. ¿Qué te gustaría que sucediera en los próximos años
para tener fe en las personas como individuos y en la sociedad en general?
No sé si los tiempos de ahora son particularmente
complicados, o si verdaderamente lo han sido siempre y nosotros, como no
estábamos, creemos que todo lo de ahora es peor. Sí que creo que son tiempos
infinitamente más egoístas de lo que lo eran antes. Que nos hemos convertido en
una masa homogénea, pero nos creemos únicos e irrepetibles. Que preferimos
nuestro bien personal al común, y que nos excusamos en aquello de “el pez grande se come al chico” cuando
no actuamos éticamente. De pequeña sentía un desgarro tremendo cuando iba
caminando por la calle y veía algún mendigo. Crecí creyendo que algún día
podría cambiar el mundo. Pronto me di cuenta de que no, no lo haría. Así que
decidí que, ya que no podría cambiar el mundo, el mundo tampoco podría
cambiarme a mí. Pienso que todos deberíamos buscar nuestra mejor versión y
ayudar a los demás cuando se perdieran encontrando la suya. Sonreír más y
gritar menos. No crear problemas, porque la vida se encargará, por sí sola, de
ponernos varios. Arrimar el hombro para trabajar en vez de poner la mano sólo
para recoger. Sé que, en el fondo, sigo siendo demasiado idealista.
Tú
vistes de rojo en cada competición con el Suanzes San Blas, pero hace unas
semanas luciste La Roja de la selección española de atletismo. ¿Cómo fue tu
primera experiencia internacional? ¿Salió todo como esperabas y creías?
Efectivamente, el rojo es un color ya inherente a mi
persona. Tuve la gran oportunidad de cambiar el negro que lo acompaña en mi
equipación habitual por ese color que, según descubrí, no se llama amarillo,
sino gualda. Si me preguntas por el “cómo”,
solo me sale una palabra: alucinante. Fue un regalo de Reyes adelantado. Como
yo era plenamente consciente de ello, lo desenvolví con mucha ilusión y traté
de disfrutarlo al máximo. Quizá saber que yo era la baza más floja del equipo
hizo que me pusiera en la línea de salida con el único propósito de disfrutar y
dejarme la piel. No tenía ninguna referencia, ningún plan, ninguna expectativa
que no fuera vaciarme. Sólo fueron 4000 metros, pero, cuando llegué a meta, el
regalo se revalorizó. Porque, efectivamente, logré vaciarme. Eso en lo
deportivo. En lo que trasciende, también un privilegio. Compartir mesa con
atletas a los que he admirado siempre, la mezcolanza de idiomas en el hotel en
el que nos albergábamos todas las selecciones, mi primera acreditación colgada
del cuello… Creí en el momento, pero es que el momento superó cualquier tipo de
expectativa.
Para
colmo, subísteis al podio por equipos. ¿Qué se piensa cuando se está allí
arriba, como una de las mejores selecciones de Europa?
Al principio no pensé. Sentí. Mucho frío. Que era Dublín en pleno
mes de diciembre y habíamos dejado los abrigos en la carpa. Después, cuando ya
estábamos las tres selecciones en los cajones del podio, miré hacia las
banderas, que empezaban a elevarse. Pensé en lo que estarían sintiendo los míos
al verme ahí. A mí, su Claudia. Pequeñita y un poco rígida, que posar para las
fotos nunca ha sido lo mío. Pensé en mis padres y en el despliegue de pañuelos
que habría seguramente en casa. Pensé en mi entrenador, que ese día recibía un
homenaje en el barrio, y que estaba siguiendo la retransmisión desde el móvil.
Pensé en mi primo Quique, que tiene 5 años y se ha convertido en mi fan número
uno. Su momento favorito es cuando llego a meta y me tiro al suelo. Así que se
me vinieron a la cabeza sus ojos radiantes de vida, su risa celebrando que,
cuando llegué a la meta, efectivamente, me tiré al suelo. Pensé en los cuatro
dorsales que llevaba, y en cuál sería para cada quién.
Un grupo de atletas de futuro espectacular. Foto Sportmedia |
Fue mágico. La posibilidad hecha realidad. Un nombre
de seis. Y era el mío.
¿Enfocaste
tu preparación de octubre y noviembre para poder conseguir la plaza?
A finales de agosto, o principios de septiembre, me
senté con Isidro, papel y boli en mano, para trazar las líneas del final de
temporada. Sabíamos que había Europeo de Cross. Acababa de hacerse oficial el
aplazamiento del Campeonato del Mundo de Montaña, para el que tenía plaza, por lo
que la única oportunidad de acabar el año vistiendo de España pasaba por hacer
un buen papel en la temporada de campo a través. Le pedí a Isidro que me dejara
disfrutar del mayor número posible de pruebas incluidas en el calendario.
Aunque el objetivo era llegar lo mejor posible al momento adecuado, no renuncié
a ninguna cita. He disfrutado de una temporada de cross sensacional,
compartiéndola con mis padres, que me han acompañado en la mayor parte de las
citas, y con mi entrenador, que lo ha hecho en las restantes.
Estás
hecha toda una “crossera”. ¿Qué es lo que más te gusta de esta especialidad?
Me gusta la palabra “crossera”. Hasta ahora, mis
incursiones en el campo a través han sido solo una pequeña aproximación, la correspondiente
a mi edad. Pero me alegra pensar que, dentro de poco, seré una “crossera”
auténtica. Igual queda un poco contradictorio, pero me gusta la libertad que
encierran este tipo de carreras. Igual es muy de película, lo de correr con el
viento en contra y la lluvia de cara. Me gusta esa sensación. Me lo paso
terriblemente bien.
¿Te
tira más el campo a través que la pista? Si tuvieras que elegir una de las dos,
¿con cuál te quedarías?
Aunque los años me van templando, yo siempre he sido
un poco “cabra loca”. Y ya lo dicen, que la cabra tira al monte. Así que esta
pregunta es fácil: acabar con barro hasta en el pelo siempre me ha parecido más
divertido que dar vueltas a una pista. Nunca he dejado de hacer una por hacer
la otra, pero sí que es cierto que he preparado más específicamente el campo a
través que la pista. Prefiero seguir divirtiéndome, ya tendré tiempo de
arañarle segundos al crono cuando llegue el momento de hacerlo.
Sin
embargo, también has probado las carreras de montaña. ¿Con qué fin lo hiciste?
¡Sí! ¿Qué te voy a contar del año 2020? Que fue,
para todos, un año “en blanco”.
Las carreras se contaban por cancelaciones y era difícil mantener la motivación
ante una perspectiva tan desoladora. Asomaba tímidamente una lucecilla: la
montaña. Mi entrenador, que todavía me gana bajando (vestigio de su época
montañera), me animó a probar. Y si yo de normal necesito poco ánimo, pues en
esas circunstancias, ni te cuento: para la montaña se ha dicho.
¿Qué
te han parecido dichas incursiones en el monte?
La primera de ellas, una auténtica calamidad. Quizá
yo no había captado aún el concepto. La montaña no es “un cross duro”. Es un
auténtico mundo aparte. Y, como todo recién nacido, uno tiene que adaptarse
progresivamente. Yo tenía grandes esperanzas en aquella carrera, que era el
Campeonato de España de Trail por Selecciones, y se vinieron abajo
estrepitosamente. Me quedé con un sabor muy amargo, porque sentía que no era un
problema de las circunstancias, sino de mi propia actuación. Era yo la que
había fallado. Y fallar, fallarme a mí y también a los míos, no me ha gustado
nunca.
Además,
con varias medallas en campeonatos de España. ¿Piensas seguir compitiendo en
ese tipo de carreras?
Después de esta primera incursión frustrada, le dije
a Isidro que quería desquitarme. Y me dijo que adelante, que teníamos por
delante toda una segunda parte para darle la vuelta al marcador. Aquella
segunda parte fue en Liencres. Mi entrenador a mi lado. Mi equipo más cercano a
pie de montaña, que no de pista. Mis padres pegados a la televisión. Los
ingredientes estaban en el horno. Meses de cocción. Y el horneado fue perfecto:
aquel día Isidro y yo ganamos nuestra primera medalla individual en un
Campeonato de España. Aquello me animó a adentrarme más en un mundo que no
hacía sino cautivarme más y más por momentos. Hubo más carreras de montaña.
Cada vez con mejores sensaciones. Aprendiendo mucho, y disfrutando todavía más.
Así que sí, voy a seguir sintiéndome un poco “cabra” también durante este año
entrante.
¿Has
comprobado que el ambiente de la montaña es diferente al de las otras
disciplinas atléticas?
No me gusta generalizar. La vida no va en bloques.
Pero sí he percibido personalmente un ambiente diferente, especial, único.
Quizá va ligado a la propia disciplina en sí: siempre he pensado que para
aguantar 5 ó 6 horas en la montaña, uno tiene que estar hecho de otra pasta.
Sea como fuere, las carreras de montaña tienen “algo” que no he encontrado en
otros sectores. Mi experiencia es muy limitada, claro, aunque suficiente para
haber apreciado que, en la montaña, por encima de la competitividad, impera un
ambiente de mucha humanidad.
Vamos
a regresar al pasado. ¿Cómo aterrizaste en el atletismo?
Aterricé, de hecho, corriendo. Siempre iba corriendo
por la calle. Hacía recados con la excusa de poder correr. Practiqué esgrima
durante unos años. Es un deporte con el que disfruté mucho, pero que no era mi
destino: durante el calentamiento, mientras todos jugaban al balonmano o al
fútbol, yo corría en la cinta. Cuando mi club de esgrima se trasladó, decidí
dejar de correr por las calles y empezar a hacerlo de verdad.
¿Cuáles
eran tus pretensiones iniciales?
Al principio buscaba encontrarme bien. Liberar un
poco de la mucha energía que tengo, probar algo nuevo. Un reto. Me encantan los
retos. Pronto me sentí en el club como en una familia. Se convirtió en la mía.
Me divertía y me sentía querida. Combinación perfecta.
¿En
qué momento comenzaste a darte cuenta de que se te daba bien, de que podías ser
de las mejores de España?
Durante mi primer año compitiendo como atleta
federada participé en un sinfín de pruebas incluidas en el calendario de la
federación madrileña. La última fue el Campeonato de Madrid de mi categoría,
cadete. No lo recuerdo con exactitud, pero creó que quedé en 7ª u 8ª posición (nota:
fue 5ª en 3000m y 6ª en 1500m obstáculos en 2017). Aquel año miré con
emoción las codiciadas plazas de pódium. Las veía lejos. Era, de nuevo, un
reto. Un reto magnífico para la siguiente temporada. Cuando ésta comenzó,
siendo yo ya juvenil, me prometí ocupar una de las tres primeras plazas. Aquel
año gané mis primeros títulos autonómicos, y participé también en mis primeros
campeonatos de España. Fui cuarta en Antequera, en pista cubierta, y sexta en
Murcia, en el cross. En aquel momento dejé de imaginar que volaba … para
empezar verdaderamente a hacerlo.
Isidro
Rodríguez es tu entrenador, quien guía tus pasos en cada entrenamiento. ¿Cómo
le conociste y cuánto tiempo llevas entrenando con él?
Más que conocer yo a Isidro, diría que Isidro me
conoció a mí. Imposible no hacerlo. Quién no conocería a la única niña que
pedía calentar 20 minutos en vez de 15, que se enfadaba cuando los
entrenamientos se cancelaban por culpa de la lluvia, y cuyo mejor plan para la
tarde del viernes era bajar a entrenar. Isidro vio pronto en mí a una niña que
disfrutaba tremendamente corriendo. Que igual a veces no tenía la técnica más
depurada. Sigo sin hacerlo. Pero que de verdad quería. Vio en mí ganas de
crecer y me brindó el empuje que necesitaba para dar el estirón final.
Empezamos pronto a entrenar juntos. Yo tenía 16 años. Aunque estaba dejando de
ser una niña, seguía siendo rebelde como la que más. Me gustaba ir a mi aire.
Decidir por mí misma. Que no me impusieran. Isidro nunca intentó cambiarme. Me
dejó tropezarme y aprender a pedir ayuda. Me la dio cuando me hizo falta, y se
convirtió en una pieza fundamental del puzzle.
¿Os
compenetráis bien, os entendéis a la perfección?
Lo hemos hecho siempre. Isidro ha estado a mi lado
en cada uno de los momentos importantes de mi vida. En los buenos para
recordarme “lo feliz que me haces”,
y en los malos para ayudarme a dejarlos atrás. Somos dos personas, pero
funcionamos como una. Yo soy la que mueve las piernas, que para eso son mías.
Pero él es el que les da cuerda. Isidro siempre ha sido más de radio que de
“tele”, y sabe cómo sintonizar exactamente en mi frecuencia. Yo, a veces, soy rockera, y me acelero. Él, que es más
de clásica, echa el freno. Y, así, pedaleando los dos, llegamos lejos.
De
las diferentes sesiones que te prepara, ¿cuáles son las que más te gustan y
motivan y cuáles las que menos?
Me encanta correr. Salto cada día de la cama con la
ilusión de ir a entrenar. He aprendido a disfrutar de cada entrenamiento. Al
principio no lo hacía: valoraba únicamente poder ir rápido. Lo más rápido
posible. Con el tiempo he ido adquiriendo conciencia, captando el sentido. Me
divierten mucho las series cortas. Darlo todo. Parar. Repetir. Así muchas
veces. Me gustan los rodajes largos: descubro cosas de mí misma que antes
desconocía. Dialogo mientras se suceden los kilómetros. Disfruto de los cambios
de ritmo, porque cuando acabo uno pienso en ir más rápido en el siguiente. Y en
el siguiente. Y en el siguiente. Este año he empezado a hacer series de verdad,
series de fondista. Mis primeros 2x4000 o 1x8000. La satisfacción que he sentido
después, al mirar mi reloj y los ojos de Isidro, testigos ambos de estos
maravillosos principios, hacen que estas sean mis series favoritas. Cuando
Isidro me anuncia el menú del día, suelo decir “¡Anda, justo mi entrenamiento
favorito!”
El
atletismo es un deporte en apariencia simple y sencillo, pero que necesita de
constancia, voluntad y tiempo para llegar a un nivel similar al tuyo. ¿Te
resulta fácil organizarte día a día para compaginar deporte y estudios?
Siempre he sido multitarea. Me gusta aprovechar el
tiempo al máximo, y es algo que he hecho desde bien pequeña. Durante la etapa
escolar, compaginar ambas facetas no entrañó una dificultad excesiva: estudié
lo justo hasta los dos últimos años, cuando la perspectiva de la Selectividad
en el horizonte hizo que me empleara a fondo. Con el paso a la Universidad, la
cosa se complicó un poco. Acostumbrada a la burbuja del colegio, y al diez,
tuve que aceptar que hay ocasiones en las que uno debe conformarse con un
siete. En ese aspecto, el año pasado, que fue el primero, supuso todo un reto.
Un reto a nivel intelectual, evidentemente, pero también a nivel físico y
logístico. Aprendí muchas cosas, de las que vienen en los libros, y de las que
no. Este año, que estoy en segundo, me encuentro más relajada. Es cierto que
mis días se reducen fundamentalmente a entrenar, estudiar e ir a clase. Pero es
algo que yo he elegido. Y que me hace feliz.
En la actualidad estudias 2º de Física en la Universidad Complutense de Madrid. ¿Cómo lo llevas? ¿Vas bien de ritmo?
¡Sí! Superado el primer curso, ya puedo decir con
pleno derecho que soy estudiante de Física. Como soy inquieta y curiosa por
naturaleza, la elección de la carrera universitaria fue algo que no tuve claro
hasta el último momento. Me han gustado siempre las Matemáticas, pero también
la Filosofía o la Lengua. De pequeña me divertía hablar en otros idiomas, e
incluso iba a una academia de pintura. A día de hoy, nada me hace tan feliz
como correr. Pero, del mismo modo que el atletismo es para mí alimento físico,
la Física es alimento intelectual. Me encanta ir a clase cada tarde (yo entreno
por las mañanas), sentarme en mi sitio de la segunda fila (dejé en su día la
primera libre porque parecía muy de “empollones”), estar con mis amigos y
aprender cada día muchas cosas que antes desconocía. Cuando empecé, me propuse
ir a curso por año. Misión cumplida durante el primer curso. Complicada, pero
cumplida. Ahora, en este segundo curso, empiezo a proyectarme como futura
física. Soy consciente de que estoy todavía en un estadio primigenio del
proceso de aprendizaje. Pero disfruto mucho. Me gusta y me exige, pero también
me recompensa.
Cuando
acabes la carrera universitaria, ¿de qué forma te gustaría poder sacar provecho
a los estudios y labrarte una carrera profesional?
Creo que aún es pronto para tener una idea clara al
respecto. He asimilado esto de “partido a partido”, y mi partido más inmediato
es acabar segundo. Me gustaría hacerlo a la primera, sin recuperaciones.
Después, empezar tercero. Ir formándome y adquiriendo competencias
progresivamente. Como en el atletismo: una carrera de fondo. Me atrae la
investigación, pero soy consciente de que para poder desarrollar algo
verdaderamente mío, primero tengo que entender lo que otros han desarrollado
antes.
¿Has
pensado en la posibilidad de tener que elegir durante unos años entre las
zapatillas y una potencial profesión como física?
Pensarlo quizá, pero, desde luego, no considerarlo.
Yo quiero seguir corriendo. Llegar lo más lejos posible. Pero sin abandonar las
restantes facetas. En este caso, la Física, que es la carrera que elegí en su
día. Nunca sabré hasta dónde podría llegar si me dedicara únicamente a correr,
aunque creo que no sería demasiado lejos: hay muchas flores en el jardín y
quiero seguir regándolas todas, porque su belleza reside, precisamente, en que
crecen juntas. Arrancar alguna sería marchitarlas todas. Tampoco dejaré nunca
de correr por dedicarme a la Física en exclusiva. La virtud está en el
equilibrio, y en el mío ambas facetas actúan de contrapeso.
A
día de hoy, ¿hay alguna firma deportiva o de cualquier otra índole que colabore
con tu carrera deportiva?
Bueno, la firma más importante es la firma “GM”:
Gómez-Menéndez. El sello de la casa. Sin mis padres nada sería posible. Durante
esta temporada, además, he contado con la ayuda de Joma. Siempre voy bien vestida y calzada, y, además, ahora estoy
aprendiendo a ir conjuntada, según dice Isidro. También he podido seguir
creciendo gracias a Team Manager Calatayud, que puso el ojo en mí en Soria y me ha apoyado desde
entonces.
Para
2022 sigues en el club Suanzes San Blas. Háblanos de tu club y de vuestras
posibilidades en las diferentes competiciones a nivel de clubes.
Para 2022, por supuesto, pero también para los años
venideros. Sigo en Suanzes porque yo soy Suanzes. Es un club pequeño en medios,
pero muy grande gracias a las personas que lo forman. Un club en el que, por
encima de los atletas, priman las personas. Quizá en este momento yo sea la
cara más visible, como en su día lo fue Fernando Carro. Pero, detrás de los
nuestros, hay muchos otros nombres que no resuenan tanto. Hay mucha ilusión y
mucho trabajo de base. Muchas horas a pie de pista. Entre semana y fuera de
ella. Este año, por primera vez, un atleta del club ha participado en un
Campeonato de Europa de Cross (¡Yo!). Es un impulso para seguir creciendo
juntos. Y una prueba irrefutable de que, muchas veces, para llegar lejos no es
necesario salir de casa. Mi club es la mía. No sé hasta dónde podemos llegar,
pero sí que, allá donde sea, lo haremos juntos.
Para
terminar, define a Claudia Gómez Menéndez en tres palabras.
Voy a mezclar mis dos pasiones: “Pequeño lagrangiano trotamundos”. Pequeño porque, aunque este año haya
crecido mucho en todos los aspectos, sigo siendo algo muy pequeño. Lagrangiano porque es un término
físico que he aprendido este curso, una especie de función que permite analizar
un sistema y estudiar su movimiento. Yo soy el lagrangiano de mi propio
sistema. Y, por último, trotamundos…
¡creo que no necesita explicación!
Gran persona, muy profesional. Estamos muy orgullosos de ella.
ResponderEliminarYo no la conocía y me ha encantado. Promete mucho en todos los sentidos. Disfrutad de ella
EliminarRubén no pensaba no pensaba lo mismo
EliminarRubén no pensaba lo mismo*
EliminarTodo un ejemplo de comportamiento, sacrificio y humanidad. Muy orgulloso y feliz de tenerla como alumna en la UCM
ResponderEliminarDa gusto comprobar que personas y atletas como Claudia despiertan orgullo y felicidad entre quienes la rodean. Cuidadla, también, en la UCM
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